SOLUCIÓN AL SEGUNDO ENIGMA DEL MES

SOLUCIÓN: Lobaria pulmonaria

Liquen foliáceo grande, de color pardo claro, en estado hidratado de color verde más o menos intenso, hasta unos 20 cm de diámetro, profundamente dividido, a menudo en su mayor parte separado del substrato; lóbulos de 1 a 3 cm de anchura, con la superficie dividida por depresiones ovales y nervios “reticulados”. En la cara inferior, convexidades correspondientes a las depresiones de la cara superior, de blanquecinas a beige, y entre éstas, surcos de color pardo claro o pardo-negruzco y tapizados de pelos cortos. Apotecios antes frecuentes, pero hoy poco frecuentes, de color pardo-rojizo, con margen talino, más o menos planos, densamente dispuestos, sobre todo en el margen del talo. Sobre todo en regiones con precipitaciones abundantes, desde el área boreal hasta las montañas mediterráneas, en especial en lugares con influencia oceánica. En Europa central ya casi sólo en las montañas. Más común sobre árboles, y rara sobre roca; se considera una especie amenazada.   

Los líquenes no son organismos individuales sino asociaciones mutualistas entre hongos y algas (o cianobacterias), que pueden funcionar en la naturaleza como una unidad. Típicamente los tejidos del hongo rodean al alga (o cianobacteria) fotosintética, y es la relación entre esta pareja lo que determina el tipo de desarrollo: en forma de costra (crustáceo), en forma de hoja (foliáceo), o de diminuto arbusto (fruticuloso). 

Los líquenes tienen un importante papel como bioindicadores de lectura inmediata de la contaminación medioambiental, de los cambios climáticos y de la estabilización del suelo. 
La contaminación se define operativamente en términos de concentraciones por encima de los niveles aceptados por la ley. Las técnicas para valorar la contaminación son costosas, por lo que la utilización de líquenes como biomonitores se generaliza cada vez más. Éstos permiten una medición inmediata de los niveles de contaminación en grandes áreas y, por lo tanto, actúan como señales de alarma. Sin embargo es importante comprender que los líquenes nunca podrán reemplazar totalmente a los equipos técnicos que miden contaminación ambiental.